martes, 28 de julio de 2020

Dr. Stark [Starker Week Latina 2020]


Promesa cap 3 (Dr. Stark)

Prompt: AU de Medicina

Oye Stark, ¿qué le hiciste al nuevo? –Preguntó el Dr. Strange, Stephen Strange, en medio de realizar una cirugía a un señor de avanzada edad. Era temprano por la mañana, el leve sudor que tenía en su frente no le incomodaba tanto debido al frío habitual que reinaba en su ambiente de trabajo. Desde temprana edad, Stephen desprendió un timbre natural en su voz que no dejaba espacio a las dudas, era naturalmente dominante. Cuando hablaba, proyectaba tal autoridad en su voz que no dejaba espacio a titubeos ni retrasos.
Su compañero de turno, el renombrado Dr. Stark (“Tony”, para sus amigos), le otorgó una mirada curiosa antes de pasarle un par de pinzas y así empezar a descoser el tejido del paciente. Se quedó sin responder por un momento, aunque el sonido del jazz que reproducía la corneta de su iPod era armónico y lograba disminuir la ansiedad del momento. Stephen tenía esa habilidad de convertir todo interrogatorio en una charla casual, así había sido desde que se conocieron, hace más de dos décadas atrás en la universidad.
Sin embargo…
No tengo idea de lo que hablas. –Respondió, con cierto desinterés. Si bien aunque sabía que su mejor amigo siempre iba a estar ahí para él, en ocasiones encontraba un poco molesto llegar al punto en el que tuviera que cuidar sus pasos sólo porque su jodido amigo era bastante agudo en cuánto a percepción. Y Tony, que había cumplido sus 45 años hace poco, divorciado pero entregado en compromiso a su trabajo, tan sólo se dejó llevar por la debilidad y sucumbió ante el espécimen de belleza más atractivo que jamás había visto.
Y pensar que el chico sólo tenía 19 años…  
Stephen, probablemente conociendo el rumbo de sus pensamientos, le enarcó la ceja.
Tony frunció el ceño, sintiéndose repentinamente observado. Ya sabía que era guapo, pero este tipo de mirada era distinta a la usual.
Ya sé lo que vas a decir y…
Oh, no te estoy juzgando  –atajó Stephen con rapidez, devolviendo su mirada al delicado hígado que se veía sumamente maltratado. –Básicamente, no me interesa lo que hagas, eres consciente de eso. Sólo no me distraigas al chico más de la cuenta, realmente es molesto que no me preste mucha atención cuando le estoy explicando algo, es un pasante apenas, Tony. ¿No podías buscar a alguien más? Compórtate.
Ante esto, Tony parecía como un gato que recibía una reprimenda y sus pelos se erizaran en respuesta, aunque al cabo de un momento sus hombros se relajaron, para luego burlarse de manera abierta ante el tonito indignado de Stephen.
Me encanta cuando te pones celoso, es divertido. Pero no te preocupes, yo solo tengo ojos para ti, Stephie…  Susurró el Dr. Stark, con una expresión que parecía ser coqueta.
Strange resopló en respuesta y miró por un momento el reloj. Frunció el ceño al mirar otra vez a su paciente y el sonido de pasos de las enfermeras a su espalda le recordaba que el tiempo apremiaba, se le estaba haciendo tarde para otra cirugía.
Pásame la aguja hipodérmica y la epinefrina. Ah, y otra cosa: deja de hablar tanto, idiota.

**
Se mordió el labio enseguida cuando le vio pasar, aferrando sus libros e informes con fuerza en su pecho. Dios mío, el Dr. Stark estaba buenísimo, ni el vino parecía hacerle tanta justicia a ese hombre que exudaba confianza y virilidad. Todo de él, le encantaba. Desde su porte, su manera de caminar tan pretenciosa y confiada, su increíble sentido del humor y su sarcasmo que era parte de su manera habitual para comunicarse.
Tal vez esto podía seguir manteniéndose como un secreto para muchos, pero Peter Parker constantemente se repetía en su cabeza que el único motivo que le impulsó a estudiar la carrera de Medicina, fue para no sólo salvar vidas de los más necesitados, sino para también poder respirar el mismo aire del doctor que le había salvado la vida cuando era un niño, se había caído de su patineta y la lesión fue tan fuerte, que Peter había creído que jamás iba a volver a caminar de nuevo. Pero recuerda de manera vívida como el Señor Stark estuvo monitoreando cada progreso de él, Peter recuerda las palabras amables y el tacto cálido que tuvo más de una vez encima de su mano. Tal vez el Dr. Stark solo estaba siendo amable con su paciente en aquél momento, pero… para Peter, aquél simple gesto lo significó todo en el  mundo. En su mundo.
Y fue a raíz de ello, que cuando sus piernas estuvieron en mejores condiciones, y ya tenía la absoluta libertad de irse, realmente ya no podía. O mejor dicho, no quería. Por lo tanto, aunque al principio comenzó como una meta cegada por la emoción del enamoramiento, a medida que crecía, Peter comenzó a tomárselo con más seriedad. A pesar de haber tenido una vida de mierda en la secundaria, con mucho esfuerzo y determinación logró salir adelante y comenzó a realizar cursos básicos de medicina, mientras se inscribía con tiempo a la universidad. Se había quemado las pestañas estudiando para poder ganar esa beca, y así liberar un poquito a su tía querida para que no se endeudara pagando la universidad, no quería dejarle también esa carga. Ya bastante le había mantenido May desde que era pequeño como para que encima tuviera esta nueva carga, que debería ser sólo de Peter y de nadie más.
Peter se había enfrascado tanto en su carrera que ya cuando se dio cuenta, comenzaron los cursos prácticos, aquellos en donde tenían que aprender de primera mano toda la teoría que habían leído en libros. Sus compañeros y él fueron asignados a distintas clínicas renombradas en el país, cuanto antes aprendieran el ritmo de vida que manejarían en su trabajo, la impasibilidad ante ver mucha sangre derramada en exceso, y a pensar de manera objetiva siempre al estar con pacientes, con personas reales y no maniquíes de práctica, mucho mejor. Peter tenía que aprovechar estos seis meses de prueba, si lo hacía bien podía quedarse como enfermero fijo y su salario sería respetable. En la carrera de medicina, uno nunca dejaba de estar informado, nunca se dejaban los estudios de lado, desde temprana edad se dio cuenta de que si quería involucrarse en este estilo de vida, pues tendría que hacer sacrificios. Y Peter estaba más que dispuesto a ello siempre y cuando la vida le otorgara una única cosa.
Dr. Stark…
Se vio apresado entre los brazos de aquél hombre, y su perfume de marca le recorrió las fosas nasales. Resultaba increíble, la complicidad y la familiaridad que tuvieron, cuando ambos se volvieron a encontrar, después de tanto tiempo. Después de tantos años. Tony siempre había tenido una memoria envidiable, no como la memoria fotográfica de Stephen, de la cual el cabrón se regodeaba en ello cada vez que podía, pero sí era una memoria fuera del rango promedio y aceptable. Desde luego, aunque Tony era malísimo para recordar nombres, lo equilibraba un poco con su habilidad de recordar rostros.
Y el rostro de Peter, tan lleno de admiración  e inocencia, ese rostro se grabó tanto en su retina, ese rostro recorrió gran parte de sus vívidas fantasías, que sin duda jamás lo olvidaría.
Fue tanta la sorpresa que ambos tuvieron en su reencuentro, que Tony no dudó en ofrecerle un recorrido especial al hospital. Porque vamos, el chico necesitaba instalarse. Necesitaba conocer el área de trabajo, las salas y recorrerlo bien… recorrer bien el hospital, sí…
Ahora, ¿quién fue el primero en acercarse más de la cuenta e iniciar el primer beso? No lo sabían. Y como diría su fiel amigo Steph, tampoco es que le interesara saberlo. Tony simplemente abandonó todo raciocinio al momento de tocar esa suave piel y esos músculos marcados en sus brazos, los sonidos que soltaba el chico, lleno de repentino éxtasis, le hacían perder el control como nunca antes nadie lo había hecho. Y en su tiempo de descanso, Tony bebió de sus labios y mordió su expuesto y bien dispuesto cuello, dejándole sus marcas.
Sí, Dr. Stark…
En otra época, Tony tal vez se hubiera espantado un poco por cómo iba el rumbo de las cosas. Demasiado rápido, quizás, demasiado directo lo que estaba haciendo para poder estar con alguien. Pero este chico tímido, aunque con carácter determinado estaba caminando a pasos agigantados hacia el único órgano en su cuerpo que no había sido alcanzado por otra persona en lo que llevaba de vida: su corazón.
Tony Stark quería darle el mundo a este chico, a este joven pasante, que aunque comenzó siendo otro compañero más de trabajo en su vida, fueron los detalles frecuentes que le hicieron perder la cabeza por él. La manera en la que siempre le miraba, en la que siempre le sostenía una taza de café caliente cada vez que lo necesitaba, la manera en como parecía querer saber sus necesidades y pensamientos de primera mano. Todo de él comenzó a serle atrayente, nada mal para la vista y definitivamente era un buen cambio de aires poder contar con alguien que sí parecía valorar sus chistes y respetaba su manera de pensar.
El rumbo de sus frenéticos pensamientos era el reflejo corporal de sus manos, que recorrían sin parar el cuerpo del chico, apretándole con deseo su trasero, restregando su miembro apresado bajo la tela, frotándose contra ese llamativo cuerpo. Peter soltó un gemido de deseo y arqueó su espalda, dispuesto a dejarse hacer por el único hombre por el que quería ser tocado. De él y no de nadie más.
El Dr. Stark, con su oscura mirada barrió nuevamente su cuerpo y con su mano sujetó la barbilla del más joven, reinaba una imperiosa necesidad y anhelo de besarlo.
Y Peter, pareció entenderlo porque incluso aun en medio del deseo, pudo ser capaz de sonreír.
Se acercó un poco más a él, Peter abrió sus labios y le dijo, a modo de confidencia:
Tony…

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