Es sobre Dos
Sinopsis: Un hombre que lo tiene todo pero aun así, siente que le falta algo especial. Un joven que apenas está empezando a sobrevivir en el mundo artístico, tratando de sobresalir más allá de lo comercial. Dos mitades de una misma alma, separadas por el paso el tiempo. Ésta es su historia. [RPF, Rom Howney]
Disclaimer: Todo lo comercial que se haga mención en esta historia, sencillamente no me pertenece. No gano nada escribiendo esto. Ni Robert ni Tom son míos, no puedo hablar por ellos, pero sí serán mías todas las historias que quiera escribir de ellos, porque todo puede ser ficción y yolo.
ADVERTENCIAS: Slash de Real People. Romance a fuego lento. Se recomienda paciencia y mucha discreción.
Cap 2: Siempre orgulloso, siempre imponente
Aun sabiendo a qué venía, luego de bajarse de un bus equipado con todas sus cosas y pertenencias, no podía creerse su jodida suerte. Y vale, no era como si fuese su primera vez ante las cámaras, o que estaría en una película, al contrario. Aunque no podía dejar de sentirse nervioso porque en esta ocasión, se trataba de LA PELÍCULA. ¡Aquella en donde el destino de su carrera dependería por completo de él!
A medida que caminaba por el set, un espacio de paredes oscuras adentro en un enorme edificio, Thomas Holland intentó serenarse con ejercicios de respiración rápida. No obstante, era de esperar que la velocidad que emitía de los mismos realmente no ayudara demasiado. Pero vale, al menos tenía que intentarlo.
Luego del embarazoso suceso en donde confundió a uno de sus ídolos con un poster (uno bastante real y confuso, por si le preguntan), se quedó sin habla al ver como un helicóptero descendía hasta una parte abierta del edificio, y en cuestión de segundos estaba contemplando al mismísimo Robert Downey Jr. salir de él. Con un traje negro y elegante, sus gafas de sol y una sonrisa deslumbrante.
Santa mierda, pensó Tom, al comprobar finalmente como ninguna cámara o revista le hacía justicia a todo RDJ. Tragó en seco cuando éste le miró, de una manera que de por sí sola no podía descifrar, y como poco a poco avanzaba hacia él.
Personas del set iban y venían, y Tom creyó oír a uno de sus representantes hablándole, pero honestamente ya no prestaba mucha atención.
Al menos no cuando el mismo Robert Downey Jr.
en persona parecía dirigirse únicamente hacia él.
Sintió que la garganta se le secaba.
Joder.
Vio como el mayor saludaba de manera rápida a algunos presentes, con ambas manos y una sonrisa que Tom creía, era un tanto forzada.
O… ¿cansada?
¿El Señor Robert se encontraba bien?
Ante tal desconcierto, no se dio cuenta del movimiento que hizo Robert al quitarse sus lentes.
—Tú debes ser Thomas.
El chico parpadeó rápidamente en respuesta. — ¿C-conoce mi nombre? —Inquirió sumamente impresionado, ya que realmente no se esperaba aquello. Aunque a juzgar por la expresión divertida en el rostro del mayor, quiso golpearse por su estupidez. Genial, dos errores fatales en un mismo día. ¿Qué acaso este día no puede empeorar?, se reprochó de manera interna. Rompiendo un par de normas del lenguaje corporal básico, tensó sus hombros y automáticamente se cruzó de brazos. Intentó serenarse, pero luego recordó que no estaba vistiendo ropa presentable para conocer al Señor Downey y Tom enseguida quiso morir allí.
—Conozco casi todo sobre ti ahora. —Soltó el mayor, con toda la confianza y tranquilidad del mundo y Tom tuvo que esforzarse por reprimir un inesperado escalofrío que comenzaba a invadir todo su cuerpo. —Te hemos estado buscando desde hace ya un buen tiempo —le palmeó tentativamente el hombro y ante esto, los ojos del joven se abrieron de manera cómica. —Así que no perdamos más tiempo, y a trabajar. Hoy sabremos finalmente si estarás dentro de nuestro equipo, o no.
— ¿Y cómo puede saber eso, Señor Downey? —Quiso saber apenas ambos comenzaron a caminar, dividido entre el pánico y la curiosidad. No lo podía negar, se encontraba muerto de los nervios debido a que había entrenado y luchado por su papel, desde el día en el que el personaje de Spider-Man se había convertido en uno de sus favoritos, por lo que sentía una curiosidad hacia aquél que podría haberle ganado. Y de ser así, pues ya se visualizaba lamentándose luego, en privado y refugiado de su familia, como solía suceder cada vez que no lograba ganar algún papel protagónico o de reparto. Últimamente había tenido una racha de mala suerte en donde los roles que quería interpretar, no estaban disponibles, no eran para él (según los directores) o por algún motivo, no tenía los requisitos suficientes que se le exigían.
Más de una vez, estando deprimido o carente de motivación para continuar, Tom había pensado en renunciar. Estaba comenzando a creer firmemente que tal vez no tenía futuro para esto, este mundillo que estaba siempre en el ojo del huracán, este universo exigente en el que no todo es lo que parece y a veces no se distinguía entre la actuación o la realidad, sobre si aparentar ser el chico cool al que no le importa nada, o sólo mostrarse como el chico humilde e inseguro que la mayor parte del tiempo era. A su edad, seguía siendo confuso muchas cosas y aspectos de la vida y por una vez, Tom tan sólo quería hacer las cosas bien.
Quería salir adelante, hacer realidad sus sueños. Dejar de ser una carga para su familia, para sus padres, y concentrarse en lo mejor que se le daba hacer. ¿Por qué limitarse a vivir una sola vida sabiendo que no había límite alguno para vivir otras?
Quería esto.
Mejor dicho, lo amaba.
Se veía por el resto de su vida en el mundo del espectáculo, con todo el paquete de consecuencias, responsabilidades y el stress que todo esto conllevaba. Desde que podía recordar, quería llegar a ser una súper estrella, aun sabiendo que toda su fama y reconocimiento podría irse al traste en cualquier momento, si cometiera algún error que comprometiera su futuro, a su carrera.
El problema radicaba en que necesitaría participar de producciones de renombre para de a poco, ir formando su camino y así sin ayuda de nadie, poder decidir a qué género de películas quería representar.
Cuando recordaba esto último, su mente no podía dejar de viajar al pasado, en el que constantemente se veía a sí mismo como un don nadie, alguien que tenía que esforzarse lo suficiente como para siquiera ser tomado en cuenta durante los castings, que otros vieran de lo que era capaz. Que los directores… simplemente recordaran su nombre.
—Y esa es información confidencial. —Le comentó el Señor Downey alejando su mano del hombro y Tom ante esto, no pudo disfrazar cierta decepción en su rostro. Porque por supuesto, ¿por qué le contaría sobre este tipo de asuntos? No era como si tuviera el papel de Spider-Man de manera oficial, aún se encontraba en la fase de prueba. Asombrosamente había quedado entre los pocos finalistas que deambulaban al otro lado de la habitación, sorprendidos y sin saber qué decir al verlo caminar al lado del mismísimo Robert Downey Jr. en persona.
Dándose cuenta de esto, la autoestima de Tom se infló y sin ser consciente, su postura se relajó, sacando un poco su pecho. Sin duda algo bueno tuvo que haber hecho en sus audiciones como para tener semejante privilegio.
—Es un placer conocerlo finalmente en persona, señor Downey. —Le dijo una vez estuvieron lejos de la habitación, ya sin verse rodeados finalmente de ojos curiosos que parecían custodiar cada uno de los movimientos que ambos realizaban.
Tal vez si Tom se encontrara sólo no le prestarían mucha atención,
Éste pareció trastabillar un poco, enarcando una ceja. — ¿Eres británico, cierto? Porque este acento no es de por aquí.
Tom no pudo carcajearse en respuesta y se apresuró en responder. —Ha dado en el blanco, señor Downey. No soy americano.
El mayor hizo un ruidito murmurando un "¡ah, lo sabía"! mientras se frotaba de manera rápida sus manos, acto que sólo hizo carcajear a Tom de manera genuina. Se dio cuenta al momento que los dos parecían caminar casi codo a codo, y sin ningún rumbo fijo en mente, al menos de su parte. Ya que la orden que él había recibido a tempranas horas del día era que tendría el privilegio de acompañar a Robert Downey Jr. por unos minutos, y eso era todo.
Se había emocionado tanto por esto que realmente no había pensado sobre lo que pasaría después de haberle saludado. Desvió su mirada, tratando en todo lo posible de no parecer descortés, Tom estaba demasiado interesado en caerle bien al primer momento que tenía temor de hacer o decir algo incorrecto que le costaría mucho después. Sabía de antemano que la palabra de Robert Downey Jr. era de bastante importancia para algunas personas, por no decir la mayoría de los trabajadores y directores de Marvel. Tom Holland se estaba sintiendo tan abrumado y desconcertado en su presencia, que definitivamente no sabía cómo actuar a su lado.
¿Y qué pasa si no actúas con él en absoluto?
Salió de sus cavilaciones al ver como el Señor Downey parecía saludarle con la mano, y Tom tuvo que parpadear repetidas veces para que no fuese evidente que tenía la cabeza en otra parte, perdida en sus pensamientos.
—Es hora del final, chico. Demuéstrales de que estás hecho. —Le animó Robert, con el puño levantado y alejándose poco a poco. Fue ahí en donde Tom se dio cuenta que le estaba acompañando hacia la puerta del estudio, lugar en donde se supone que debería estar justamente ahora para su audición final de ese día.
Tom abrió sus labios, confuso. Se sentía tan surreal, toda esta situación, jamás se había imaginado este escenario, y vaya que era decir mucho debido a su creatividad.
—G-gracias, Señor Downey.
Robert se ajustó un poco las largas gafas, dándole una larga mirada. —No me llames "señor", cielos. Me hace sentir mayor.
El estómago de Tom se sacudió en respuesta. Y antes de girar el pomo de la puerta, se giró: — ¡Hey, Downey! —No pudo ocultar la emoción en su voz. Sentía que era un paso pequeño, casi minúsculo, pero un artista como él podía diferenciar los pequeños matices de la vida cuando se le presentaban.
Robert se giró, mostrando cierto gesto de sorpresa en su rostro, dándole un ánimo desconocido al joven antes de agregar: —No sé si lo sabías, de hecho, tal vez deberías saberlo a estas alturas, pero sólo para aclarar: mi madre es la única que puede llamarme "Thomas."
No pudo quedarse a ver por completo la expresión del mayor, y a medida que entraba finalmente en la habitación en donde algunas personas le esperaban, en ningún momento dejó que el júbilo y la picardía que sentía, se desvanecieran a lo largo del día.