viernes, 12 de junio de 2020

Cap 2: Tu otra mitad (Juntos)

JUNTOS
Sinopsis: Sentía que podían pasarse toda una vida así. Ya fuese en silencio, entre risas, queriendo protegerse de manera mutua… el poder estar juntos era lo que realmente importaba, sin importar del qué dirán o sus consecuencias. 
[Para la Starker Week en Tumblr, 2018] 
DISCLAIMER: Spider-Man: Homecoming, Iron Man y The Avengers no son de mi propiedad. Los derechos van derechito para Stan Lee.
Notas de Autora: Uno de mis caps favoritos, me encantó escribirlo (L)

Cap 2 Tu otra mitad
Prompt: Soulmates/Almas gemelas

I.
La primera vez que recibió la marca en el dorso de su muñeca izquierda, Tony se asustó.
Había pensado que estaría solo, tal vez para siempre.
Pero aquello sucedió casi dos años después de la guerra civil, luego de una pelea emocionalmente fuerte con el que se hacía llamar "hombre araña." Que para la opinión de Tony, de hombre no podía tener mucho, al menos no aún.
Peter Parker tiene diecisiete años ahora, pero él seguía viéndolo como un niño. Como un chico que perdido que necesitaba ser constantemente supervisado. Como un Vengador en entrenamiento.
Porque lamentablemente para algunos, Tony Stark, a sus cuarenta y dos años, no estaba para lidiar tales dramas adolescentes. Su interés no se lo permitía, su paz mental no se lo permitía, la edad no se lo permitía. Y sin embargo, ahí estaba, cuidando en cierta manera de Peter, estando ahí para él. Desde que lo acogió la primera vez que lo vio, invadiendo de manera amigable su hogar en Queens, tratando de no verse como si tuviera algún tipo de prisa por querer salir de la ciudad, hubo algo en aquellos ojos café que le llamó profundamente la atención.
La forma tímida en la que Peter se expresaba, bajando la mirada a cada rato, la manera en la que se relamía sus labios antes y después de hablar, era algo fascinante. Pero ahí era donde Tony tenía que disimular aquél torrente de pensamientos con cierta indiferencia. No sabía que era lo que estaba pasando, pero algo en su mente le gritaba que se fuera, que no volviera nunca más. Sin embargo, su corazón, era el único que comenzaba a tener signos de infinita tristeza cada vez que intentaba tomar esa decisión.
No obstante, Tony se alejó.
Lo más que pudo alejarse de él, todo lo posible. Era claro que el chico crecería y no podría esquivarle toda la vida, pero aun así, tal vez por única vez en su vida quiso ser prudente y no meterse en más problemas de los que ya tenía en su vida. Sabía que Peter poseía un corazón puro, que tenía un carácter noble y que tenía mucho potencial.
Y de igual manera, Tony sentía que él mismo sería una mala influencia para el chico. Comenzó a ocupar su mente en nuevos proyectos, escogiendo los más complicados posibles, de esos que no le dejarían dormir hasta verlos completamente terminados y en perfecto orden. No obstante, siguió estando ahí para él y el rechazo que tuvo cuando Peter declinó la oferta de unirse a los Vengadores antes de su mayoría de edad, había sido algo que lo descolocó por completo.
Era una escena que se repetía día a día sin parar en su cabeza, como si toda la escena estuviese en cámara lenta. Constantemente se recriminaba, ¿había hecho algo para merecer tal desplante? ¿Acaso no le gustó el nuevo traje? ¿Qué era lo que estaba mal?
No obstante, al mismo tiempo no quería indagar en ello. Ya que posiblemente no le iba a gustar la respuesta.
Había veces en las que no le entendía: sus cambios de humor, la manera en la que parecía querer desafiarle en todo, poniendo incluso en duda su autoridad. Peter a cada instante estaba cambiando, se estaba volviendo un poco más engreído, más caprichoso. ¿Acaso él tenía que ver con algo sobre esto?
Peter reprochándole que él no le llamara, Tony escudándose con que no tenía tiempo. En respuesta a esto, el labio de Peter tembló de una manera en la que no pudo pasar desapercibida. Los ojos de Stark se abrieron al verlo, sin saber qué hacer. Dio dos pasos hacia adelante para intentar confortarle, pero casi de inmediato se vio detenido por las dos manos que Peter colocó en su pecho.
Yo no te importo. —Susurró, sin expresión alguna en su voz. Pero el semblante de Peter traicionaba todo indicio de indiferencia.
No digas tonterías, —replicó Tony, no queriendo dejarse manipular. Sabía que Peter no era ésa clase de persona, sino que más bien aquello era un comentario que había expresado más para él. No quería dejarse manipular por nada que no fuese su voluntad. Sin embargo, ¿por qué su voluntad flaqueaba cada vez que la mirada de aquellos cálidos ojos se dirigía hacia él?
Hubo forcejeo de parte de ambos, para qué negarlo. Tony buscaba acercarse y ésta vez era Peter quién quería alejarse, por primera vez se dijeron palabras cortantes y un poco hirientes. Peter, con el rostro contraído de amargura y mojado por las lágrimas, salió del pent-house de Tony por la ventana, y éste se quedó finalmente solo en el lugar, viendo como el adolescente se iba, sin poder hacer nada al respecto.
Segundos después, sintió como la piel de su brazo le quemaba y siseó a su vez que se encogía de dolor, tratando de inspeccionarlo. La muñeca izquierda fue lo que terminó por dolerle más, y los ojos de Tony se alarmaron al ver como literalmente unas dolorosas palabras se instalaban en su piel a fuego lento.
No supo cuánto tiempo pasó, pero aquellas palabras le estaban destinando a buscar algo que jamás había pedido, o que se había resignado por mucho tiempo a dejar de buscar.
"You Are…"

II.
Eventualmente, Tony tuvo que pedir ayuda.
No todos en el mundo tenían la oportunidad de tener un alma gemela, y no todos eran correspondidos. Había seres que parecían querer jugar en contra de las leyes del universo y rechazaban a su igual con toda la intención del mundo para comprobar con sus propios ojos si lo que las leyendas decían era cierto. En ocasiones, el dolor de no encontrar a su otra mitad, hacía que el dolor de las personas fuese tan intenso, que literalmente no le veían sentido alguno a la vida, y terminaban quitándosela de las maneras más dolorosas posibles.
Incluso, algunas personas llegaban a morían antes de tiempo sin llegar jamás a conocerlas.
Durante muchos años, al ver como el tiempo pasaba y ninguna marca aparecía en su piel, el temor de Tony hacia tal agonía se incrementaba.
Por ende, cuando aquella noche recibió su marca, se sintió incrédulo, aliviado, expectante. ¿Cuál era el paso dos ahora? ¿Cómo podría identificar a su igual?
Fue cuando no tuvo más opción que llamar a uno de sus mejores amigos y aliados, quién había recibido la marca hace tres años atrás.
—Necesitas encontrar a tu otra mitad, Tony. —Concluyó una voz grave que había tenido mucho tiempo sin escuchar. Sintió como los ojos azules le escudriñaban, esperando alguna reacción de su parte.
—Qué listo eres, Rogers. Créeme que de no ser por ti, jamás lo hubiese averiguado.
Dicho esto, se levantó de su asiento y recorrió el bar para poder servirse una copa de alcohol, de lo que sea, en estos momentos no tenía realmente ninguna preferencia.
Steve soltó un suspiro cansino, metió las manos en sus bolsillos y caminó lentamente hacia donde se encontraba.
— ¿Qué tanto sabes de las marcas y de sus significados? —Le inquirió, esperando que Tony terminara de saborear su bebida.
Éste se encogió de hombros. —No mucho, realmente. Son meras leyendas.
La mirada de lástima que Steve le dirigió en respuesta no le gustó en absoluto. — ¿Me permites? —Alzó su mano en su dirección, con una expresión curiosa en su rostro.
Tony, cansado de la situación, le tendió su brazo sin decir ni una palabra. Steve examinó con cuidado su muñeca, nuevamente.
—Tony… fíjate en mi marca.
Steve se removió un poco la camisa que le cubría su brazo izquierdo, y en todo el antebrazo Tony pudo distinguir mejor lo que decía. A medida que enfocaba su vista en la tinta que estaba sobre su piel, a Tony le pareció ver como la marca se movía. Ante esto, el hombre de hierro tuvo que parpadear varias veces, para comprobar si había visto bien.
Steve pareció leer sus intenciones. —Se mueve. La marca se mueve, Tony. Normalmente lo hace cuando tu alma gemela te busca.
Pero lo que más le llamó la atención de todo esto, era en las palabras que Steve tenía tatuadas a lo largo del antebrazo:
"You Are…"
Miró una vez a su marca y luego regresó a observar la de Steve. —Son idénticas. —Murmuró, un tanto aturdido. Si no fuera porque Rogers desde hace tiempo encontró a su alma gemela, entonces tal vez se mortificaría.
—Casi. —Respondió éste, acercando su antebrazo hacia la muñeca de Stark, casi a su rostro. —Míralas bien. Son idénticas en cuanto al comienzo de la frase, pero la tuya tiene la "Y" un poco distinta a la mía.
Tony echó un vistazo por unos segundos, asintiendo, preguntándose vagamente cómo sería aquél ser que le complementaba, qué aspecto tendría, ¿qué género?
Steve se quedó observando a su amigo por un breve momento. Comprendía muy bien por lo que estaba pasando, había sido una odisea aquella ocasión en la que su marca apareció de improviso por primera vez, estando de misión. Había sentido mucha inseguridad en aquél momento, ya que durante su vida pasada, siempre pensó que Peggy Carter sería su otra mitad. Eventualmente, se dio cuenta que aunque jamás lo fue, al menos se quedaría con el dulce recuerdo de su primer amor, lo que había representado ella en su vida.
De repente, Steve alzó ladeó la cabeza, estaba recordando algo que le podría de ser mucha ayuda a Tony para que encontrara a su otra mitad.
Se lo contó de improviso y como de costumbre, al ingeniero le costó mucho creerlo.
—Es en serio, Tony… —Insistió, cruzándose de brazos, manteniendo una sonrisa socarrona en su rostro.
—No me vengas con ésas, Rogers. ¿Cómo se te ocurre decir que "la persona que empiece la marca de amor es aquella que es dominante en la relación"? ¿Qué acaso perdiste la cabeza?
—Bueno, en estos momentos la tengo conmigo, así que… —Comentó de manera cínica.
Stark resopló y de inmediato se incorporó, necesitaba caminar, salir a tomar aire fresco. Conocía a Steve tan bien, que sabía cuando éste le omitía información.
Fingió interés en servirse otro trago, mientras seleccionaba cuidadosamente sus palabras. —Muy bien, sólo llegaría a creerte porque estás unido a alguien. Así que bueno, nos conocemos desde hace años, y te puedo decir desde donde yo estoy parado que algo ocultas. Quisiera saber que es.
Steve pareció sorprenderse ante esto. —De hecho, sí. Pero no creo que quieras saberlo, dado que no te tomaste muy bien el hecho que…
Steve. —Le llamó, decidido. Le gustaba jugarse con él llamándole por el apellido, fingiendo incluso como si no lo conociera… pero este asunto de las marcas y personas para toda la vida era algo que siempre le había puesto de los nervios, así que quería tener de primera mano todo lo que necesitara saber para poder ir a buscar a su igual, conocerle, hablar con él y saber cuál era su postura al respecto. Si será correspondido o no, necesitaba saberlo para que de esa manera supiera luego qué hacer entonces con su vida.
Y al parecer, sus pensamientos fueron expresados lo suficiente en la mirada, como para que el Capitán América bajara su mirada por un momento.
—Las almas gemelas tenemos… ya sabes, una conexión. —Tony asintió, alentándole a que continuara. —Al principio no lo creí, ¿sabes? Pero no fue sino hasta que después de mi marca, estuve con él y me di cuenta. Él también lo notó. Fue muy peligroso que ambos tuviéramos alguna clase de relación en aquél momento, se suponía que él me iba a odiar, matarme incluso. Pero entonces vi algo en sus ojos que… —Steve se interrumpió, alejándose del presente y disfrutando al recordar aquella situación. Sus labios formaron un sonrisa soñadora y Tony tuvo que reprimir un escalofrío ante la vista.
No se imaginaba estando así con alguien.
Cuando Steve salió de su trance, avanzó hacia Tony. Y cuando Tony escuchó el resto, su índice de angustia aumentó.

III.
Desde aquella tarde, Tony empezó a salir a eventos y fiestas de gala con frecuencia. Saludando, tomándose fotos, bailando con cuánta persona se le cruzara por delante.
Había ido a buscar a Pepper como primera opción, para saber si sería su otra mitad.
Negativo.
Rhodey estaba felizmente emparejado también, así que él no podía ser. Tenía la seguridad que su alma gemela también estaba soltera, al igual que él, pero de eso no podía fiarse al cien, ya que había visto casos en que las personas salían con otras que no eran sus mitades, en búsqueda del primer amor.
No obstante, la opresión en el pecho por cada noche que pasaba sólo, acostado en su enorme cama, era demasiado aplastante. Porque Tony no necesitaba de un primer amor, tan sólo necesitaba permanecer al lado de su último intento definitivo, de alguien a quién poder llamarle "igual", que le complementara a la perfección.
—Tal vez es que no te has esforzado lo suficiente. No te rindas, Stark. —Le animó una mañana Barnes, mientras se servía cómodamente su café.
De vez en cuando él se quedaba en la Torre de visita, a pasar algunas noches y temporadas con ellos, aunque más que todo era porque tenía deseos de estar con su otra mitad, y Tony no era quién para negárselo. No le gustaba jugar con el destino de esa manera.
—Tal vez. —Concedió, desviando su vista hacia el teléfono, revisando muy bien su lista de contactos, no sabiendo a quién más llamar para seguir descartando personas de su lista. Hasta ahora, nada. Nadie de ellos era su alma gemela.
Caray, esto de encontrar a su igual estaba siendo más difícil de lo que pensaba.
Vio como los labios de Barnes se movían, pero Tony estaba tan concentrado en sus preocupaciones, que no pudo siquiera alcanzar a comprender lo que decía.
Bucky presintió esto y se despidió con la mano, llevando dos tazas de café recién hecho con él.
Fue ahí en donde Tony pudo distinguir claramente la marca del Soldado del Invierno:
"…My Life."
A la mañana siguiente, revisó su celular: 6 llamadas perdidas de Peter Parker y 10 mensajes. La mayoría de ellos consistían en: "necesitamos hablar", "estoy perdiendo el control de mis poderes", "de nuevo", "¿Estás?"
Hubo un par de ellos que le llamaron mucho la atención:
"Te necesito."
"Necesito verte cuánto antes."
Tony alcanzó a levantar la mirada y reprimió un sobresalto al observar como Peter Parker estaba frente a él.
La cama estaba en el medio, separándoles.
Cuando Tony le miró, observó como el chico cargaba una mirada triste y decidida en su rostro, vistiendo su traje arácnido.
Tony parpadeó, no sabía en qué pensar. No eran ni las diez de la mañana y tenía horas sin que su cuerpo ingiriera cafeína, esto no podía funcionar así.
El hombre de hierro vestía una franela blanca que se le pegaba al dorso, y unos cortos shorts azules con estampados de Iron Man en ellos. Se sentía tan natural y cómodo en ellos que en ningún momento dejó que la vergüenza pasara por su rostro.
—Supongo que me saludarás al menos, ¿no? No es que me importe que hayas invadido mi espacio.
—Yo… —Peter abrió la boca y casi de inmediato la cerró. Tony no perdió detalle de como el chico apretaba su máscara con sus dos manos. El ingeniero inquirió la ceja ante esto, cerrando sus ojos para luego llevarse su mano izquierda y así frotarse de manera acostumbrada el puente de la nariz.
No obstante, algo en su movimiento hizo que Peter soltara un jadeo sorprendido.
Cuando abrió los ojos, vio como el adolescente respiraba agitadamente, ahora con una sonrisa lunática en su rostro.
Rodeó la cama que les separaba para esta vez quedar a poca distancia junto a él. Dándole una mirada apreciativa, murmuró:
—Recibí mi marca.
—Qué bien. —Murmuró Tony, de manera automática. No entendiendo por qué su interior se inquietaba al imaginarse tal situación, de saber que Peter estaría con alguien más.
Alguien que no fuese yo. —Pensó, con cierta derrota.
"La cosa es que… siempre fuiste tú." —Escuchó claramente la voz de Peter, instalándose en su cabeza, susurrándole de manera dulce. Aun cuando los labios de Peter en ningún momento se abrieron. Tan sólo se quedó mirando hacia él, con una mirada cristalina en su mirada.
—E-eres tú. Oh, por dios… no estaba equivocado, ¡en serio eras tú! —Exclamó, llevándose ambas manos a la nariz, avergonzado de que se le salieran unas lágrimas en el proceso.
Pero Tony no entendía nada, y el ver a Peter llorar de esa manera no le gustaba en absoluto. Quiso confortarle, pero como así hizo en el pasado, Peter retrocedió un par de pasos, y la repetición de esa escena en particular, honestamente le estaba molestando.
"Espera." —Pidió el chico en su mente, y al comprender exactamente qué era lo que estaba pasando, Tony palideció.
Peter comenzó a sacarse su traje, lentamente. Y por descuido suyo, se le deslizó a sus pies, quedando prácticamente desnudo ante el ingeniero, ya que únicamente le cubría un bóxer negro de segunda mano.
Los ojos de Tony se oscurecieron ante la vista y Peter sólo pudo sonrojarse.
"Ven."
Había sido en manera de súplica y Tony no pudo negarse. Su cuerpo automáticamente se trasladó hacia él.
La cara de Peter se veía ligeramente mojada a causa de sus lágrimas, pero su rostro irradiaba felicidad absoluta. Cuando Tony quedó frente a él, alzó su brazo derecho, haciendo énfasis en su muñeca, y de repente el mundo de Tony Stark se detuvo.
Porque la marca de Peter…
…completaba una oración.
El chico le alentó con la mirada para confirmar lo último que necesitaban. Y Tony, lentamente alzó la suya en respuesta.
Cuando ambas pieles se tocaron, sus marcas latieron al unísono, y brillaron de manera cálida.
"You Are…
My Strength."
La respiración de Tony se aceleró al comprender lo que eso significaba. Porque ya en su alma y corazón sabía que en estos momentos estaba frente a la persona que más importaría en su mundo a partir de ahora.
—Necesito comprarte flores. —Fue lo primero que se le ocurrió decir, para romper un poco la tensión.
En respuesta, Peter se carcajeó entre lágrimas, esta vez de alegría, y Tony no pudo evitar quedarse prendado de ello.
Aún había cierto miedo sembrado allí, miedo del qué dirán y de cómo cambiarán las cosas entre ambos a partir de ahora.
Pero al mismo tiempo… comenzaba a sentir que ahora la situación sería distinta.
Porque ya no estaba solo.
Sino que ahora se encontraba mirando a su otra mitad, a la persona que había esperado, durante tantos, tantos años.
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